Artista de corazón (entrevista)
Por Sandra Arroyo
Aquel que alguna vez se ha paseado por el Parque Kennedy, el principal del distrito de Miraflores, seguro ha visto a ese conjunto de artistas que están vendiendo sus cuadros en el centro del mismo. Mediante estas preguntas les presento a uno de ellos, para conocer más sobre su obra y su trabajo.
Buenas tardes. ¿Cuál es su nombre y cuántos años tiene?
Buenas, me llamo Marco Arce y tengo 35 años.
¿Desde hace cuánto tiempo trabaja en este negocio de la pintura?
A ver... desde hace 12 años, sí, terminé mis estudios a los 22, luego me dediqué un año a buscar trabajo, pero, lamentablemente, no encontré buenos resultados.
¿Dónde y qué estudió?
En la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes, la especialidad de Pintura. Por cierto, no fue fácil ingresar, tuve que prepararme con un profesor especial.
¿Por qué escogió esa carrera y ese centro de estudios?
Desde pequeño me gustaba dibujar y pintar, siempre lo hacía, hasta en servilletas (risas). Siempre juntaba mi propina para comprar témperas, acuarelas, lo que sea... con tal de pintar. En el colegio pude reforzar esta habilidad y ya de grande asistía a exposiciones. Finalmente, me convencí de que eso era lo único que me llenaría y de lo cual quería vivir, a pesar de que sabía que iba a ser muy difícil. Escogí Bellas Artes porque es clásica y la mejor.
Mencionó que estuvo un año buscando trabajo pero no encontró ninguno. ¿Cómo fue eso?
No te mentiré, gracias a Dios terminé la carrera con buenos resultados, no era el mejor de la promoción pero sí de los primeros. Fue muy difícil conseguir trabajo una vez egresado. Intenté hacer un taller de pintura con un grupo de amigos, pero no hubo mucha unión y no se logró el proyecto. De ahí intenté ser docente en un par de colegios, pero la suerte no me acompañó. Así pasé un año, pintando solo por diversión. Mis padres se enfermaban de verme sin hacer nada, no es que seamos pobres, pero tampoco tenían tanto como para seguir manteniéndome. Finalmente, un amigo del colegio, que también siguió Pintura, pero en otro lado, me contó del negocio este del Parque Kennedy. Ya lo conocía, pasaba muchas veces viendo cómo vendían sus cuadros, pero nunca me imaginé que terminaría como ellos. Me comentó que no era tan malo como parecía, que es cuestión de resaltar, saber vender tu arte y tener un poco de suerte. Así que en vez de hacer nada, me lancé a lo que hago actualmente.
¿Cómo es un día de trabajo para usted?
Me levanto temprano y vengo con mi montón de cuadros y caballetes. Acomodo todo, mientras mis compañeros hacen lo mismo. De ahí espero a que el parque se llene y la gente se acerque. Muchos curiosean, se pasean por ahí pero sin comprar nada, es lo más común (suspira). Cuando veo que alguien está muy interesado en algún cuadro comienzo a charlar con él y a tratar de persuadir para levantar su interés y lograr que compre algo... generalmente esto pasa con los turistas, ¡benditos sean los turistas! (risas). Me sorprende que ellos sean los más interesados en el arte peruano, porque si te das cuenta los cuadros que pinto están basados en nuestra cultura. Si tengo suerte logro vender algunos, si no... ya será para el día siguiente.
¿Su arte está basado en nuestra cultura? ¿Podría contar más sobre eso?
Claro, claro. Paisajes, retratos de personas con rasgos peruanos bien marcados, abstractos basados en arte peruano antiguo... me interesa mucho mi cultura y me inspiro en ella para pintar. No significa que todo lo que pinto está relacionado con Perú, pero lo que vendo sí, así saco pecho por mi país ante los compradores, sobre todo los turistas. Perú es un país con mucha riqueza y quiero plasmarla en mi arte.
¿Es feliz con su trabajo?
Sí, por supuesto. Aunque te seré sincero, podría ser mucho mejor. Con tal de hacer pintura, mi pasión, todo bien, muy bien.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal