“Juanpa esponja” (entrevista)

Por: Jerusalem Gómez Benza

Es indudable, y muy cierto, que el arte de esculpir en esponja es innovador. Juan Pablo Vargas (Arequipa, 1968) el creador de es te proyecto en Perú; lo hace con gran facilidad y mucho gusto.

Con tan solo 37 años ya ha realizado en varios tipos de arte que, como él dice, no existe escuela en el mundo donde las enseñen. Estudió en la Universidad Católica, egresó como bachiller en Artes con mención en Escultura. Actualmente, se desempeña como profesor en el Instituto de Arquitectura y Diseño Toulouse Lautrec; anteriormente también lo fue en el Museo de Arte donde enseñó escultura, pintura y dibujo.

¿En qué momento de tu vida te diste cuenta de que la escultura era tu verdadera vocación?

Como casi todos: en la secundaria, cuando cursaba el cuarto año. En verdad no me veía en otra cosa, sentía que solo encajaba en eso.

¿Y de niño, cómo expresabas tu don? ¿Qué hacías?

Desde los dos años de edad empecé a modelar en plastilina y mientras fui creciendo dibujaba animales. Todo lo hacía solo, nadie me enseñó.

¿Qué tipos de esculturas has hecho?

Trabajo en metal, mármol, resina plástica, yeso, cemento, cera de abeja, tecnopor y esponja. Gasto mucho en materiales, por eso también reciclo.

¿Cómo se te ocurrió lo de las esponjas?

Hace varios años existió un programa de televisión que era transmitido por canal cuatro. Se llamaba “Barrio de movimiento” y trataba sobre unas caricaturas de políticos. Mi papá los empezó a hacer en esponja, a tamaño natural. Tampoco nadie le enseñó y yo aprendí viéndolo. Él, por su parte, aprendió cuando el creador de Topoyiyo vino al Perú y vio como lo hacían. Entonces lo tomé como un reto y ahora el resultado es este.

Poco a poco te has hecho conocido, ¿quién colaboró con tu lanzamiento?

Yo he estudiado muchas cosas y también he trabajado en muchos lugares. He trabajado en escultura, pintura, dibujo, cómic, caricatura, grabado e historieta. He hecho exposiciones y ganado concursos, voy conociendo gente de muchos lados y, bueno, poco a poco, me voy haciendo conocido.

Cuéntame todo sobre tu exposición, ¿cómo salió?, ¿qué resultados obtuviste?

Se llevó a cabo el 28 de marzo hasta el 18 de abril, en la sala de exposiciones de la Universidad Pacifico. Un día le comenté a una amiga que me dejaron con las ganas de hacer una exposición de esponja en “Killay” —una sala en Miraflores— entonces fuimos a mi casa y le enseñé los muñequitos, no mi muñequito (risas), y le gustaron mucho. Me presentó a Clemencia Ferreyros, a quien yo ya conocía por la pagina web “De Cajón”. Ella colaboró con todo en la exposición de mis esculturas, a la que llamamos “¡Más esponja, por favor!”, y así todo salió muy bien. Fui a la puerta de cada canal y me fui haciendo más conocido, por innovador y novedoso.

¿Cuánto tiempo te demoras en hacer una escultura en esponja?

De doce a quince días; les dedico por día unas cuatro o cinco horas.

¿A qué precio las vendes?

A un cliente particular le cobro trescientos cincuenta dólares y a un famoso, por hacer su escultura, quinientos dólares. Las horas de estudio, esfuerzo, imaginación y también los materiales son muy valiosos.

¿Qué se siente ganar dinero haciendo lo que más te gusta?

¡Rico! (risas). Y por qué no, satisfacción, orgullo, porque valoran mi trabajo y también lo entienden.

¿Qué piensa tu familia, de lo que haces y de ti?

¡Que soy un vago! (risas). No, mentira. Antes se lamentaban, se preguntaban por qué tuve que elegir una carrera así, que no iba a ser nada, la clásica de un padre ¿no?. Pero, luego, vieron que mientras iban pasando los años tenía esperanzas. Además, es casi lo mismo que hace mi papá y también un poco del arte que lleva mi mamá en la sangre, así que no podían lamentarse mucho ¿no? (risas). En pocas palabras, sí están orgullosos de mí.

¿Piensas o planeas tener una familia?

De repente, si encuentro a la mujer indicada, pero eso sí, tiene que tener un talento, aunque sea uno; sino no hay nada y que tampoco moleste mucho ¿no?, creo que es difícil que se entiendan conmigo (risas).

¿Te gustaría que algunos de tus hijos salga con este tipo de arte que te gusta?

Claro, obvio, es más, que sea una réplica, de mí por supuesto (risas).