¿En verdad es Ud. una “señorita”?

Por: Gonzalez de Amat, Napoleón Karl Anthony

Arquitectura de Interiores

1er Ciclo

Eran las 7:45 pm del martes 21 de junio, cuando me dispuse a bajar las escaleras para tomar mi asiento. A pesar de haber llegado apenas a comprar la entrada, me sentía tranquilo. Después de un año regresaba a ver una puesta en escena, de la cual salí muy satisfecho con respecto al espectáculo. En los minutos anteriores al comienzo de la obra, se escuchaban diversas conversaciones: desde planes de expansión de un proyecto petrolífero a nivel nacional, hasta conversaciones sobre el concierto de Avril Lavigne al Perú, lo que me deja a entender que la obra atrajo un público variado, con ocupaciones y mentalidades diversas. La Señorita Julia, obra de August Strindberg, está siendo representada bajo la dirección de Mariam Gubbins en La Plaza ISIL de Larcomar hasta el próximo 5 de julio.

Una historia ambientada en una Europa en la que aún los nobles tenían poder político, pero en la que a su vez la plebe empieza a aspirar a superarse y obtener una mejor vida a costa de todo. En este ambiente se encuentra Julia, la hija del conde, que a pesar de ser de casta noble socializa abiertamente con la servidumbre, cosa que no es bien vista por todos y es motivo de habladurías y chismes por parte del pueblo. Aun así, ella le resta importancia hacia lo que digan los demás y lleva una vida, para muchos, escandalosa, hasta el punto de seducir y llevar a la cama a su sirviente llamado Juan, sin importarle que este tenga cierta relación con Cristina, la cocinera de la mansión. Pero pronto se da cuenta del error que ha cometido, ya que Juan deja de lado su faceta gentil, romántica y sumisa para mostrar su verdadera naturaleza fría, calculadora y ambiciosa. Ante tan repentino golpe, ella también se muestra tal cual es, hasta el punto de pedirle a Juan que le dé ordenes, ya que es débil para tomar decisiones por ella misma. Pero al darse cuenta ambos de las consecuencias de lo que han hecho piensan en huir hacia Suiza, para así escapar de la ira del conde. Al ser revelados sus planes por Cristina, Julia pretende convencerla de huir con ellos y llevar a cabo la empresa propuesta por Juan, a lo que ella no accede. Al enterarse de la llegada del conde, deciden afrontar su destino de modo diferente, dejando entrever un suicidio por parte de Julia.

Un reparto que puede encandilar al público es aquel que puede llevar al éxito a una obra. La Señorita Julia contó con esto y, a mi parecer, consiguió su objetivo. La coquetería y sensualidad de Fiorella de Ferrari en el papel de Julia, atrajo enormemente al público, así como el dramatismo al haberse dado cuenta de la verdadera cara de su “amado” Juan, interpretado por Bruno Odar, quien supo equilibrar su romanticismo y su frialdad, mostrando a lo que puede llegar el hombre para conseguir sus ambiciones. Además de la participación de Cristina (Camila Mac Lennan), quien no definía su relación con Juan hasta antes de los acontecimientos sucedidos durante la Noche de San Juan, aunque al enterarse de lo ocurrido aún pretende rescatar la “relación” entre ella y Juan, para que finalmente tome partido por la razón y negarse al plan descabellado de huir con los otros dos. Además atrajeron risas la persecución de un joven hacia dos jovencitas, como hacían los sátiros con las ninfas en la mitología griega. Al conseguir atrapar a una y satisfacer sus deseos carnales. Esta escena era paralela al momento en el que Julia y Juan se encontraban en la habitación de este, lo que a su vez nos da la idea de lo que hacían ellos al igual que los jóvenes en la cocina de la mansión. Sería bueno que de tanto en tanto los estudiantes nos enriqueciéramos más con este tipo de obras, ya que nos hace aprender de los errores que podemos cometer por dejarnos llevar tanto por el sentimentalismo sin mesura como por el capricho y la arrogancia hacia los que son considerados “inferiores” por ellos mismos. Personalmente regresaré en otra oportunidad a disfrutar nuevamente de tan rica actuación y realismo de los personajes.